Con tu permiso me voy a dedicar yo esta. Andaba buscando en tu blog mi foto favorita…imposible elegir sólo una. No sé cómo puedes decir que no te gustan tus fotos…yo me he enamorado de unas cuantas. Creo que tienes mucha …¿sensibilidad es la palabra adecuada? No sólo con la fotograría, también con las letras que las acompañan. Con tu permiso también, me tomo la libertad de poner una canción que escuchaba en el coche de mi padre cuando era pequeña. No recuerdo el nombre del cantante, los gustos de mi padre en cuanto a música poco o nada tienen que ver con los míos, sin embargo la letra de la canción quedó grabada en mi memoria (y escrita en alguna libreta también)
LA MARGARITA DE VAN GOGH Me la traían fritita entre dos altivas rosas, a una pobre margarita, tan sencilla y primorosa, porque era una flor furtiva Las dos rosas: Señoronas. Y la pobre margarita en un rinconcito estaba, ella siempre calladita. Aguantaba y aguantaba igual que una cenicienta a sus banales hermanas. Una presumida rosa muy coquetona y supuesta ella, la miraba con desprecio muy postinera y muy orgullosa. Murmuraba :"Que qué hacía entre la grandeza, tan poca cosa..." La otra rosa, se veía que estaba "pelín" celosa de la pobre florecilla aquella que sembró el viento y no necesitó nunca ni manos de jardinero ni tronco que la elevase a cierta altura del suelo. Y un día llegó un pintor de esos pintores bohemios que, ignorando vanidades, andan plasmando en sus lienzos tanta grandeza sencilla que por la vida van viendo. Y la pobre margarita, cenicienta despreciada, se puso sonrojadita porque en el gran cuadro estaban unos pinceles nerviosos copiando su bella estampa. ¿Y que ocurrió? Pues que una rosa fue puesta en jarrón de cristal utilizaron su vida, de adorno fugaz, y murió. Y la otra flor fue envejeciendo en la rama del viejo rosal sirvió a otras rosas cual mero objetivo sexual. Se convirtió en un redondo remedo frutal y hasta un pulgón progresista montó en ella un "pub" Nunca supieron las rosas que aquel pintor tan toco y bohemio pintando a la margarita filosofaba si él saberlo. Pintó la luz, y la fuerza y la grandeza de lo pequeño. Y la humilde florecita en el fondo de aquél lienzo, siempre joven y bonita y educada margarita, "para siempre" siguió siendo.
4 comentarios:
Que gran motivación entrar a tu/vuestros Blogs!
Cada vez me gusta más la fotografía.
qué lejos queda la primavera! me gusta la foto. un saludo
Maravillosa...es maravillosa...
Ella, sola, ahí en medio, iluminando con su sencillez... un entorno sofocantemente uniforme.
Te dejo un beso Alberto.
Con tu permiso me voy a dedicar yo esta.
Andaba buscando en tu blog mi foto favorita…imposible elegir sólo una.
No sé cómo puedes decir que no te gustan tus fotos…yo me he enamorado de unas cuantas.
Creo que tienes mucha …¿sensibilidad es la palabra adecuada? No sólo con la fotograría, también con las letras que las acompañan.
Con tu permiso también, me tomo la libertad de poner una canción
que escuchaba en el coche de mi padre cuando era pequeña.
No recuerdo el nombre del cantante, los gustos de mi padre en cuanto a música
poco o nada tienen que ver con los míos, sin embargo la letra
de la canción quedó grabada en mi memoria (y escrita en alguna libreta también)
LA MARGARITA DE VAN GOGH
Me la traían fritita
entre dos altivas rosas,
a una pobre margarita,
tan sencilla y primorosa,
porque era una flor furtiva
Las dos rosas: Señoronas.
Y la pobre margarita
en un rinconcito estaba,
ella siempre calladita.
Aguantaba y aguantaba
igual que una cenicienta
a sus banales hermanas.
Una presumida rosa
muy coquetona y supuesta ella,
la miraba con desprecio
muy postinera y muy orgullosa.
Murmuraba :"Que qué hacía
entre la grandeza, tan poca cosa..."
La otra rosa, se veía
que estaba "pelín" celosa
de la pobre florecilla
aquella que sembró el viento
y no necesitó nunca
ni manos de jardinero
ni tronco que la elevase
a cierta altura del suelo.
Y un día llegó un pintor
de esos pintores bohemios
que, ignorando vanidades,
andan plasmando en sus lienzos
tanta grandeza sencilla
que por la vida van viendo.
Y la pobre margarita,
cenicienta despreciada,
se puso sonrojadita
porque en el gran cuadro estaban
unos pinceles nerviosos
copiando su bella estampa.
¿Y que ocurrió?
Pues que una rosa fue puesta en jarrón de cristal
utilizaron su vida, de adorno fugaz,
y murió.
Y la otra flor
fue envejeciendo en la rama del viejo rosal
sirvió a otras rosas cual mero objetivo sexual.
Se convirtió en un redondo remedo frutal
y hasta un pulgón progresista montó en ella un "pub"
Nunca supieron las rosas
que aquel pintor tan toco y bohemio
pintando a la margarita
filosofaba si él saberlo.
Pintó la luz, y la fuerza
y la grandeza de lo pequeño.
Y la humilde florecita
en el fondo de aquél lienzo,
siempre joven y bonita
y educada margarita,
"para siempre" siguió siendo.
Un saludo, Anne
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